jueves, 28 de mayo de 2009

¿Por qué sobre sexo?


Imagine una intangible línea espacio-temporal que une un punto llamémosle A, en el cual conoce a una atractiva joven de cuerpo y facciones perfectas, de otro B, en el que se encuentra tumbado entre sus piernas abiertas, conduciéndola salvajemente hasta el orgasmo.

A lo largo la Historia, una parte sustancial del trabajo intelectual de los seres humanos ha estado centrado en encontrar el camino más rápido, cómodo y eficiente entre los puntos A y B. Una búsqueda que tiene sus orígenes en la misma selección natural, pues está científicamente demostrado que en la naturaleza no sólo sobreviven los más aptos, sino también los que más y mejor follan.

Sin embargo, muy poco se ha escrito sobre este tema. No voy a incidir en el hecho de la represión cristiana y bla-bla-bla, algo que cualquiera que haya bebido de las fuentes de la progresía conoce sobradamente -y no creo que usted sea precisamente un miembro del Opus Dei que ha llegado aquí por descuido-. Pero si echamos un vistazo a las estadísticas, descubriremos que la industria del sexo mueve al año un volumen de dinero muy superior al fútbol o la prensa del corazón. Y, sin embargo, ya sea usted hombre o mujer, estará harto de que la gente le hable de alguna de esas dos cosas, mientras que rara vez alguien mencionará el libro o la película porno que ha disfrutado la noche anterior.

Este es, a grandes rasgos, precisamente el motivo por el que he decidido escribir aquí sobre sexo y literatura, aunque no necesariamente por ese orden. Este cuaderno, en definitiva, va a estar centrado en la creación literaria de género erótico –o pornográfico, si lo prefiere-, y espero sinceramente que le resulte de interés.